Estrategias de Mulino para justificar su política migratoria y el control en Darién

¿Cómo defendió Mulino su política migratoria y de control en la frontera del Darién?

La política migratoria y de control fronterizo implementada y defendida por José Raúl Mulino, presidente de Panamá, en la región del Darién ha suscitado intensos debates tanto a nivel nacional como internacional. El Tapón del Darién, una densa selva que conecta América del Sur con Centroamérica, se ha convertido en una ruta clave para migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos. La postura de Mulino es especialmente significativa, considerando el creciente flujo migratorio y las presiones externas impulsadas por organismos internacionales y gobiernos de la región.

Contexto de la crisis migratoria en el Darién

En los años recientes, se ha observado un incremento notable en el flujo de personas migrantes a través del Darién. De acuerdo con datos oficiales del Servicio Nacional de Migración de Panamá, durante 2023, más de 500 000 individuos cruzaron la frontera, principalmente oriundos de Venezuela, Haití, Ecuador y diversas naciones africanas y asiáticas. Esta circunstancia ha planteado retos logísticos, humanitarios y de seguridad inéditos para el gobierno panameño.

El discurso y las acciones de Mulino en materia migratoria

Desde su campaña electoral y en sus declaraciones iniciales como presidente, Mulino ha mantenido una postura clara sobre la importancia de limitar el flujo migratorio no regulado y recuperar el control eficiente sobre las fronteras del país. Su discurso se centra en la soberanía de Panamá y en el deber del Estado de salvaguardar a la población local frente a amenazas sanitarias, ambientales y de seguridad.

Entre las principales justificaciones esgrimidas por Mulino destacan:

1. Defensa de la soberanía nacional: Ha reiterado que la política migratoria panameña no debe estar subordinada a intereses o presiones externas. Mulino menciona que Panamá tiene derecho a decidir quién ingresa, bajo qué condiciones y por qué razones, reservándose la facultad de deportar a quienes infringen las normativas migratorias.

2. Seguridad y orden público: Según el mandatario, el desbordamiento de la migración irregular favorece la proliferación de organizaciones criminales, tráfico de personas, drogas y armas. Ha hecho referencia en sus discursos a casos documentados de crímenes y extorsión, señalando que la ausencia de controles estrictos propicia escenarios de violencia y explotación.

3. Efecto sobre comunidades limítrofes: Las comunidades de Panamá en el Darién están bajo una gran presión debido a la llegada masiva de migrantes. Mulino ha compartido relatos de líderes locales que manifiestan inquietud por la saturación de los servicios esenciales, el daño al entorno natural y el impacto en sus formas de vida ancestrales.

Acciones específicas llevadas a cabo durante la gestión Mulino

Tras asumir la presidencia, Mulino ha anunciado y puesto en ejecución una serie de medidas enfocadas en dos ejes principales: control fronterizo reforzado y cooperación internacional selectiva.

Reforzamiento de las unidades de seguridad: Se ha incrementado la presencia del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) en rutas clave de la selva, incluyendo el establecimiento de nuevos puntos de control y patrullas móviles. Estas acciones buscan no solo la disuasión, sino también la canalización y documentación adecuada de quienes cruzan la frontera.

Controles migratorios y regresos voluntarios: Mulino ha implementado la activación de controles en centros de refugio y cruces fronterizos con el fin de detectar perfiles vulnerables, como niños solos o personas víctimas de explotación. Asimismo, ha potenciado iniciativas de retorno voluntario asistido y deportación para migrantes que no cumplen los criterios legales, trabajando conjuntamente con las naciones de procedencia.

Colaboración restringida con aliados internacionales: El gobierno ha decidido centrarse en la colaboración para soporte técnico y humanitario, estableciendo límites definidos en cuanto a la intervención internacional en la administración del territorio. Mulino ha mantenido reuniones con entidades como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y representantes de Estados Unidos y Colombia, enfatizando la importancia de respetar la legislación panameña.

Reacciones internas y externas ante la política de Mulino

Las posturas defendidas por Mulino han generado respuestas mixtas. Organizaciones nacionales como la Defensoría del Pueblo han destacado la importancia de salvaguardar los derechos humanos de los migrantes, instando a que las medidas de control fronterizo no impliquen tratos inhumanos o degradantes. Los sectores empresariales y algunos gremios urbanos, por otro lado, respaldan el fortalecimiento de la seguridad y la preservación del orden, reclamando soluciones a largo plazo que no impacten negativamente en la imagen internacional del país.

En el ámbito global, entidades de Naciones Unidas y grupos humanitarios han expresado preocupación por la posible mayor vulnerabilidad de los migrantes si los puntos de paso son cerrados o militarizados. Sin embargo, Mulino ha reiterado que Panamá «no puede ser el patio trasero de otras naciones», subrayando que la responsabilidad debe ser compartida entre los países de origen, tránsito y destino.

Restricciones y posibilidades de la táctica panameña

El enfoque adoptado por el gobierno de Mulino presenta retos evidentes: la permeabilidad geográfica de la selva imposibilita el control absoluto; la cooperación internacional a veces responde a intereses contrapuestos; y el flujo migratorio no da señales de reducirse en el corto plazo debido a crisis socioeconómicas y políticas en los países de origen. Sin embargo, la estrategia ha permitido visibilizar la dimensión real del fenómeno en Panamá y promover debates sobre responsabilidad compartida en foros multilaterales.

La defensa de Mulino de su política migratoria y de control en el Darién ilustra la complejidad de conjugar principios humanitarios, exigencias de seguridad y reclamaciones legítimas de soberanía. El escenario regional presagia que los desafíos persistirán, requiriendo respuestas flexibles pero firmes que prioricen tanto la protección de las comunidades nacionales como la dignidad y derechos de quienes se ven obligados a migrar.

Por Mario Betancourt Espino