domingo, abril 28

la historia de Patricia, su regalo de novia y los dos milagros que le concedió la Virgen

Llegar a Luján se vive como una gran metáfora de la vida, como una meta que hay que alcanzar, que requiere de mucho, pero que el final “es gratificante”. Muchos vienen desde muy lejos, juntan peso por peso para llegar a comprar el pasaje del micro que los dejará en el km 0, en el Santuario de San Cayetano en Liniers, y ahí emprender una larga caminata para cumplir una promesa o simplemente agradecer.

La celebración tiene muchas historias de vida y sobre todo de milagros, y la de Patricia Juárez es una. Hace 27 años llegó para pedir por la salud de su hijo que padecía de un virus mortal y de ahí en más no paró de peregrinar. La promesa: su vestido de novia.

Patricia es de Trenque Lauquen, llegó a Cuzco 150 a las 7.30 con su micro y un grupo de apoyo de 500 personas, porque no solo caminará a Lujan sino que también les dará viandas, que cocinó la noche anterior, a las personas que hagan el recorrido.

Su historia con la virgen comenzó cuando tenía 29 años. “En realidad yo siempre me negaba a venir, me parecía que era mucho para caminar hasta que me convenció una señora que me habló sobre los milagros”, comenzó explicando a Clarín.

“Mi hijo en ese momento tenía 7 años, le agarró un virus y estaba muy grave. Ni el médico sabía bien de qué se trataba. Tenía constantemente fiebre, dolor de hígado y cosas así. Le hicieron muchísimos estudios y no aparecía la razón de su malestar”, dijo Patricia recordando el temible momento que tuvo que pasar en su infancia Hernán.

Patricia peregrina para agradecerle a la Virgen por la recuperación de su hijo. Foto Matías Campaya

Peregrinación es una de las maneras de llamar a este día especial, porque también es una gran línea humana que arranca en Liniers y avanza, con lluvia o con sol, hasta Luján. La primera vez de muchos, por lo general, es para cumplir la promesa luego de que el milagro haya ocurrido.

“La mía fue dejar en la basílica mi vestido de novia y mi alianza. Me había casado hace muy poco. Lo puse todo en una bolsita, en un paquetito y lo traje. Pasaron años, porque bueno, mi posición económica no me daba para venir en ese momento. Cuando pude llevé todo y cumplí”, manifestó luego de decir: “Ahora mi hijo tiene 30 y está sano”.

Miles de fieles se congregaron este sábado temprano en la iglesia de San Cayetano para partir a Luján. Foto Matías Campaya Miles de fieles se congregaron este sábado temprano en la iglesia de San Cayetano para partir a Luján. Foto Matías Campaya

De ahí en más, Patricia caminó por agradecimiento hasta que nuevamente, otra vez, la salud le jugó una mala pasada y esta vez fue su nieto, Thiago. El pequeño de cuatro años había contraído un adenovirus que le provocaba fiebre y dolores constantes.

“Lo internaron y a los tres días lo tuvieron que trasladar al Hospital El Cruce. Estaba muy grave, casi no llegaba a sobrevivir, hasta que la Virgen me lo iluminó. Te juro que hoy más que nunca, tengo que venir a agradecer porque me salvó a mi nieto. Hoy Thiaguito está muy bien”, dijo la mujer entre lágrimas.

En esta 49° peregrinación, Patricia llegó con su hija, la mamá de Thiago, Silvana. Ambas vestidas de amarillo. Juárez en su pecho y en su gorra llevaba un collage con las fotos de su familia. “Para que estén conmigo”, dice tocando con cariño la imagen mientras muestra la bandera que diseñó con la cara de su nieto, que reza: “Gracias madrecita por cubrirme con tu manto en el momento justo”.

Juntas. Patricia y su hija Silvana le agradecieron a la Virgen por la recuperación del pequeño Thiago. Foto Matías CampajaJuntas. Patricia y su hija Silvana le agradecieron a la Virgen por la recuperación del pequeño Thiago. Foto Matías Campaja

¿Qué es la fe para vos?, preguntó Clarín y Patricia respondió sin titubear: “Todo”.

“Si no la tenés, creo que no tenés nada. Y es también lo que nos llama acá, agradecerle a la Virgen por tanto y lo que nos sigue dando, porque cada vez que le pedimos o necesitamos algo, ella siempre está para interceder. En un momento habían entubado a Thiago y estuvo tan mal, estábamos entre la espada y la pared y nos preguntamos ‘¿Dónde estás?’. Porque en un punto llegás a flaquear. Pero estaba e intercedió por nosotros”, manifestó.

El reloj marcaba las 9.55, los fieles se agrupaban en los costados para dejar pasar a la imagen peregrina que partiría rumbo a Luján. Patricia acomodó la bandera de su nieto en su espalda y se formó con su grupo que, ansiosos, esperaban partir. “Yo tengo una fe terrible. Acá estoy, un año más, 27 años con el mismo sentimiento. A pedir por la Argentina para que mejore y para que abunde la salud y el trabajo en mi familia”, sentenció dándole un beso a su rosario.