lunes, septiembre 16

la leona rugiente que rió primero y rió mejor

Toda historia de un gran campeón comienza como un juego. Por tanto, lo que es vivir Aryna Sabalenkaflamante bicampeón de abierto de Australia, es una cronología muy bonita de desarrollar. Todo empieza ese primer día que uno tuvo contacto con una raqueta. Le bastó con golpearla y que la pelota se arrastrara por el suelo para sentir que se había dado el primer paso. La pasión comienza a crecer a medida que se mejoran las habilidades naturales y adquiridas. Y con ese crecimiento Uno termina entendiendo que trabajando todos los sueños pueden hacerse realidad.

Sin embargo, comprender que uno tiene el potencial para competir tiene un doble filo. Permite a los deportistas, por un lado, inflar el pecho. Pero además, con el paso de los años, empieza a generar una gran presión. Hay que aprender a vivir con ellos, a encontrar la motivación tanto en las metas alcanzadas como en las decepciones. Y ese fue el camino que tomó Sabalenka, que llegó al circuito profesional como una jugadora de enorme potencia, con mucha fuerza, pero Siempre tuvo que luchar con sus inconsistencias.. Y ese, quizás, fue el principal adversario que tuvo que vencer.

Su servicio, por momentos, parecía indomable e incontrolable. Fue un dolor de cabeza para ella. Y eso la llevó a tropezar. Sin embargo, tuvo la gran capacidad de encontrar una solución a sus problemas. Tenía mucho tenis, pero tenía que trabajar su mentalidad, que no era su punto fuerte.. Y la clave apareció cuando entendió que esos contratiempos eran el coste operativo del próximo gran éxito. Se dio cuenta de que para lograr grandes cosas tenía que aprender a afrontar los malos momentos y que El verdadero problema no era el problema, sino la forma en que intentaba resolverlos.. Comprendió que tenía que encontrar una salida por otra vía. La desesperación, la angustia y la ira sólo llevaron a la impotencia.

Sabalenka llega a este torneo con el listón muy alto y como, ella misma dijo, poniéndose las mayores exigencias sobre sus hombros a pesar de haber terminado la semana anterior a este torneo de Grand Slam. Subió el listón y claramente, dentro del equipo, era la primera en alcanzar el objetivo. Así que acabó ganando el torneo de forma contundente. Y, más allá del trofeo que ganó y los dólares y puntos que se embolsó, Su mejor sensación debe ser la de haber podido llegar y afrontar esta gran final asumiendo la responsabilidad de ser la gran favorita.. Que todo pasó a través de ella.

De esta forma, borró a los chinos del campo. Qin Wen Zheng. En una hora y 16 minutos de juego y cediendo apenas cinco juegos, cumplió al pie de la letra con el plan original. Supuso que la diferencia de velocidad y consistencia en su juego le iba a complicar la vida a su oponente que no se había enfrentado a jugadoras entre las 50 mejores del mundo en su camino hacia la definición. Y eso es lo que pasó en el Rod Laver Arena. Es muy difícil estratégicamente, a menos que uno tenga muchos recursos, trabajar en contra de ese poder y claridad para mantener los errores no forzados al mínimo.

La introspección no le quitó su otro gran combustible que es su carisma y su sonrisa imborrable.. Vimos a Sabalenka caminar por Melbourne Park en un estado de ánimo espectacular, siempre feliz, con un equipo que mostró una enorme energía y entendió que en un deporte hiperprofesional no pueden faltar la alegría ni la distracción. Porque precisamente funciona como el abono de todo el aprendizaje que uno tiene día a día. Desdramatizar los malos momentos, aprender de ellos, disfrutar el momento, entendiendo que el tenis es ante todo un juego y que honrar las raíces significa no olvidar cómo empezó todo. Parece haber comprendido que no debe traicionarse a sí misma para lograr grandes cosas. Por supuesto que hay muchas presiones. Pero nunca se puede olvidar, y ella lo tiene muy claro, que tiene que seguir siendo un juego. Por eso ella está feliz. De ahí ese espíritu jovial. Entender que jugar tenis a ese nivel es un verdadero privilegio.

Aryna Sabalenka y su equipo. Foto: Fiona HAMILTON / AFP

También fue liberador. Ella misma se había propuesto una especie de compromiso: cumplir el deseo que compartía con su padre de lograr dos títulos de Grand Slam antes de los 25 años. Eso acabó siendo otra motivación porque perdió a su padre hace cuatro años. También vivió momentos difíciles por cuestiones políticas que le golpeaban duramente, como la guerra entre Rusia y Ucrania y su proximidad al presidente de Bielorrusia… No le quedó más remedio que intentar convivir con esas situaciones que muchas veces generan enormes interferencia en esa búsqueda de la excelencia, en esa necesidad de estar enfocados y alineados.

Sabalenka ahora empieza a subir el listón un poco más. Porque nos lleva al recuerdo de aquello. Serena Williams Eso fue difícil de detener porque No había forma de «bajar el volumen» o desinflar la pelota para que no te golpeara durante los juegos.. Un saque potente combinado con un golpe de derecha en movimiento fueron sus cartas de presentación. Ahora añadió sabiduría y fuerza al menú. Todo se sintetiza en ese león rugiente tatuado en su antebrazo izquierdo que le sirve para recordarle que nunca debe bajar los brazos cuando las cosas no salen bien.

Su coronación en Australia también deja un escenario muy bonito para el futuro del tenis por venir. Porque presenta uno de esos choques de estilos que acaban siendo magnéticos. Ya era poderosa, pero ahora es regular y estable. Ella es fuerte. Por lo tanto, elLa polaca Iga Swiatek, aunque sigue siendo la número uno del mundo, ya sabe que Sabalenka, la chica de la sonrisa constante, es una gran amenaza para su reinado. El que ríe primero a veces también ríe mejor.