lunes, mayo 20

¿Motosierra o bisturí para combatir el narcoterrorismo?

El vértigo de la dolorosa cotidianidad en Argentina sirvió para exponer en pocas horas Dos caras diferentes del Gobierno. Javier Milei y sus allegados celebraron como un éxito la tasa de inflación del 13,2% de febrero, según datos del INDEC. Ciertas alquimias llevaron al presidente a decir que podría haber sido incluso de un solo dígito.

El lunes, apenas 24 horas antes, La administración libertaria parecía aturdida por el salvaje resurgimiento del narcotráfico en Rosario, Santa Fe. Un conflicto sangriento que se prolonga desde hace dos décadas, al que ninguno de los poderes de la democracia ha logrado ofrecer respuestas convincentes.

miley parece cómodo cuando habla de ajuste fiscal, de economía y de lucha contra la inflación. Pierde esa condición y parte de su solvencia en cuanto abandona ese ámbito. Reiteró una falta de concepto, que también fue herencia de Cristina Fernández en su época, al abordar brevemente el drama que vive Rosario. En una entrevista televisiva destacó que los problemas de seguridad preocupan a los gobiernos provinciales. El narcotráfico, que se está convirtiendo en narcoterrorismo, constituye un delito federal. El gobierno central nunca debe ser visto como un outsider.

El Presidente intentó corregir el error con frases resonantes, circunstanciales, como hace todo el mundo. Al hablar de narcoterrorismo dijo que es una batalla sin términos medios: «O son ellos o somos nosotros» ilustrado. “No nos temblará el pulso para poner fin al accionar de los sicarios” Alberto Fernández lo había advertido hace un año. Exactamente el 5 de marzo de 2023. Ese día, un menor de 12 años, Máximo Jerez, murió por un disparo en la cabeza en medio de una riña entre narcotraficantes. Ocurrió en el barrio Los Pumitas. Ya hay sentencia para tres autores.

El expresidente anunció entonces el refuerzo de tropas en Rosario. Prometió la intervención del Ejército para tareas logísticas. Sostuvo que la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) actuaría con el fin de desentrañar las maniobras de lavado de dinero. La situación, objetivamente, ha empeorado mucho.

Patricia Bullrich, luego de los cuatro asesinatos aleatorios ocurridos la semana pasada en Rosario (dos taxistas, un conductor de colectivo y un trabajador de una estación de servicio), hizo algunos anuncios similares. Con dos diferencias que no se podían omitir. El ministro de Seguridad ya abordó el tema en el gobierno de Mauricio Macri con el mismo actual interlocutor. Maximiliano Pullaro fue ministro del socialista Miguel Lifschitz y ahora es gobernador de Santa Fe. Llegó con el mayor volumen de votos obtenido por cualquier líder en las elecciones de 2023. Sin segunda vuelta. Ese período marcó el récord de menor criminalidad por drogas en Rosario.

En cambio, el exlíder del PJ, Omar Perotti, se vio abrumado por el narcotráfico. Entre varias razones porque nunca logró ordenar y comandar a la policía provincial. En sus cuatro años tuvo nueve líderes de la fuerza. Tampoco tuvo un involucramiento real de la Nación.

El problema es extremadamente complejo. Una cosa son los anuncios y otra cumplir la misión. Probablemente el refuerzo de agentes prometido por Bullrich llegue ahora desde Corrientes. No se aprende a conocer el terreno ni a actuar de manera eficiente de la noche a la mañana. La clave sigue en la policía local. Suceden un par de cosas. Su logística actual es muy pobre. Las sombras también sobrevuelan muchos de sus comportamientos. En el lugar quedaron expresamente los casquillos con los que los narcoterroristas mataron a dos taxistas. Tenían las iniciales de la policía provincial.

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Documental: ¿Por qué sangra Rosario?

El Gobierno anunció, como novedad, que enviará un proyecto al Congreso para permitir la intervención del Ejército. con poderes limitados, en la lucha contra los narcotraficantes. El debate vale la pena pero, seguro, llevará mucho tiempo debido al trauma que dejaron los uniformados cuando ejercieron el poder absoluto durante la última dictadura. También hay cierta desgana en la fuerza.

Los comportamientos espasmódicos nunca trajeron soluciones duraderas. Las tareas logísticas del Ejército previstas por Alberto en 2023 para la urbanización de barrios populares duraron apenas un respiro. En el mejor de los casos, estaban a la mitad. Modificar las condiciones de vida en estos lugares es fundamental para reducir el poder y la penetración de personas que hacen de la venta de drogas su razón de existir.

Sería en este punto donde Milei debería notar el uso indiscriminado de la motosierra. Nadie se opondría al entierro de gastos estatales innecesarios. Pero hay detalles en casos concretos que aconsejarían recurrir, quizás, al bisturí. Uno de los recortes presidenciales afectó al Fondo de Integración Sociourbana (FISU). Central eléctrica que permite mejorar la vida en barrios carenciados. Vale la pena detenerse nuevamente en aquel niño de 12 años asesinado hace un año en Los Pumitas: todas las obras en ese territorio quedaron paralizadas. Los vecinos temen la reaparición de los narcos que fueron derribados en ese momento por un ataque de ira popular.

Un aspecto crucial de este desafío que enfrenta el Gobierno también reside en el Servicio Penitenciario Federal (SPF).. Bullrich decidió relevar a toda la dirigencia. Tomó la precaución de aclarar que no se debía a una connivencia con el narcotráfico sino a la necesidad de iniciar, en todos los niveles, un nuevo tiempo político.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, Hace años denunció que 7 de cada 10 actos del narcotráfico se planifican desde las cárceles. La misma presunción existe con los cuatro asesinatos de la semana pasada. La ex jueza Laura Garrigós, una de las fundadoras de Justicia Legítima, fue la interviniente en el SPF. Fue discípula de Eugenio Zaffaroni. Fueron cuatro años de descontrol y organización de las mafias en los centros de detención.

Esta gestión coincidió con la determinación de Alberto. Disolver el Departamento de Inteligencia Penitenciaria desde donde se podrían descubrir algunas tramas de narcotráfico. Se utilizó como argumento que esa unidad habría sido utilizada por el macrismo para espionaje ilegal y procesos judiciales armados contra ex funcionarios kirchneristas. Entre ellos, la propia Cristina. La imprudencia provocó incluso una declaración de extrema preocupación por parte del Colegio de Magistrados.

Ese Departamento está siendo reinstalado. Mientras tanto, los narcotraficantes siguen tramando violencia para instalar el terror en Rosario. Y replicar el endurecimiento de las condiciones de vida que Pullaro ordenó restablecer en las prisiones.