“Es que la educación está en cabeza de las provincias. El gobierno nacional se tiene que dedicar a corregir asimetrías, a ayudar a medir, pero todas las competencias relacionadas con la educación están en las provincias”, dijo -firme y tajante- el gobernador electo de San Luis Claudio Poggi, y provocó un suspiro de aprobación y de alivio por parte de los otros tres gobernadores electos que lo acompañaban.
Fue cuando la periodista Mai Pistine les hizo la pregunta acerca de qué opinaban sobre el proyecto de los vouchers educativos de Javier Milei. A continuación, habló el gobernador electo de Río Negro Alberto Weretilneck y dijo que algo parecido a esos vouchers ya existe en la Argentina, y es la AUH (Asignación Universal por Hijo), que entrega un subsidio a las familias a condición de que sus hijos vayan a la escuela.
“En todo caso debiéramos discutir de qué manera podemos ayudar a las familias. Vincular la inversión educativas a las familias, sobre todo las que no pueden acompañar a sus hijos en las tareas, como hacían con nosotros cuando éramos chicos”, agregó Weretilneck. Los otros dos gobernadores electos que participaban eran Martín Llaryora, de Córdoba y Gustavo Melella, de Tierra del Fuego.
La mesa redonda fue la última dentro de “La Noche de la Educación”, un encuentro organizado por la ONG Argentinos por la Educación y que reunió, en el Malba, a unas 300 personas variopintas, entre políticos, funcionarios, docentes, estudiantes y expertos en educación, que este año se reunieron bajo la consigna de hacer visible el desafío de la alfabetización en el país.
Martín Lousteau con Ignacio Ibarzábal, de Argentinos por la Educación. Marcelo CarrollEs a raíz de los malos resultados de los alumnos argentinos en las pruebas de lectura internacionales, en donde están cada vez peor ubicados. Específicamente, que uno de cada dos chicos de tercer grado no comprende lo que lee. Argentinos por la Educación inició este año una campaña para generar conciencia sobre este tema y obtuvo el compromiso de hacer un plan, dar recursos y medir cómo va el plan, por parte de los principales candidatos a presidente.
No es común que un encuentro de educación reúna a tantos políticos que no están directamente vinculado al tema. Antes de pasar al auditorio, y mientras se servía el café, se pudo ver en hall a cambiemitas como Ricardo López Murphy, Martín Lousteau, Martín Tetaz, Maximiliano Ferraro, Eduardo Amadeo o Silvia Lospenato. También al recientemente nombrado vocero de educación de la candidata Patricia Bullrich, el diputado radical por la Provincia Fabio Quetglas.
Ex minstro de la educación de Provincia Gabirel Sanchez Zinny con Jorge Arguello. Marcelo Carroll Por el oficialismo departían Juan Manuel Valdés, Jorge Argüello, Daniel Arroyo y Cecilia Nicolini.
Los temas de conversación saltaban entre la realidad política y la educativa. De la grieta del año pasado, cuando en este mismo evento se habían trenzado en una fuerte discusión Soledad Acuña y Juan Grabois, se pasó a la preocupación por los últimos resultados educativos que se conocieron y la incertidumbre por planes como los vouchers de Milei.
El único que había comprometido su presencia del espacio de Milei fue el candidato porteño Ramiro Rama, que eludió todo tipo de conversación con colegas y periodistas al llegar una hora después y cuando ya había comenzado el evento. Se retiró a los 20 minutos.
Ricardo Lopez Murphy, Sabrina Ajmchety Victoria Morales Gorleri. Marcelo Carroll
La intervención que mayor atención se ganó del público fue la de Jaime Saavedra, director de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial y ex ministro de Educación de Perú.
Saavedra mostró cifras de una simulación que hicieron los expertos del Banco Mundial y que muestra que lo que ellos llaman la “pobreza de aprendizaje” (alumnos de 10 años que no saben escribir ni comprenden textos) creció 27 puntos porcentuales en la región tras la pandemia. Pasó de 52% en 2019 a 79% en 2022.
“Estamos en una crisis gravísima de aprendizajes, que se cultivó en las últimas décadas -arrancó-. Hay más niños en las escuelas, más inversión, más chicos sentados en las aulas, pero no hay más chicos aprendiendo. A las metas de la ONU de 2030, de una educación de calidad, ya no llegamos. Nos tenemos que comprometer a reducir al menos a la mitad la pobreza de aprendizaje y eso implicaría una mejora nunca vista. Pero hay que empezar ya”, dijo el experto del Banco Mundial.
Lousteau con periodistas. Marcelo Carroll Explicó que para eso se necesita un diseño técnico adecuado, capacidad de implementación, recursos financieros y alineamiento político. En pocas palabras, un gran compromiso de todos. Terminó casi que ovacionado.
Después habló Pablo Bartol, gerente de Desarrollo Social del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), quien hizo eje en la necesidad de que los estados cuenten con sistemas nominales de información, para seguir las trayectorias educativas de cada uno de los alumnos. En forma personal, de forma de poder ayudar a aquellos que están más retrasados.
El compromiso del público. Marcelo Carroll La mesa con los gobernadores tuvo la particularidad de hacer hablar sobre educación a políticos del poder ejecutivo que no están acostumbrados a hacerlos. “Nadie gana una elección por los tema educativos”, se sinceró el cordobés Martín Llaryora, quien dijo que para mejorar la educación se necesita buenos salarios docentes e infraestructura, pero no es suficiente. Dijo que, además, reforzar la currículo y hacer cambios en el método escolar.
Claudio Poggi hizo hincapié en la necesidad de invertir fuerte en la primera infancia. El 63% de los chicos de hasta 3 años vive en la pobreza en su provincia, afirmó. Y Gustavo Melella hizo una fuerte defensa de la escuela como un lugar de contención, antes que nada. “Es importante que los chicos vayan a la escuela, hay que fortalecer la función social de la escuela”, dijo.
Un Sarmiento recreado le habla al público. Marcelo Carroll La noche tuvo su punto más emotivo con un video de Sarmiento hablando al público, muy bien interpretado por el actor Mario Moscoso, quien interpelaba al público a comprometerse con esta situación argentina, en la que -como se dijo una y otra vez- apenas uno de cada dos chicos de tercer grado entiende lo que lee.