martes, abril 30

¿Cómo editar textos escolares atractivos en la era digital?

Enseñar y aprender en mundo digital No es fácil, por eso las editoriales encargadas de pensar y hacer el Libros escolares lo conocen desafío desafiar a niños y adolescentes que tienen múltiples dispositivos a su alrededor para comprender el mundo. Cultura Clarín habló con Graciela Valledirector editorial de Santillana Argentina; Judith Rasnosky director editorial de Estrada; Teresita Valdettarode mandioca; Miriam Feresinpor Doce Orcas y Analía Rodanode AZ.

“En primer lugar, les diría que los libros escolares –y por extensión los contenidos para trabajar en la escuela en todos sus soportes– No deben responder a las fluctuaciones de la situación. o contextos de corto plazo. Sin embargo, es cierto que los cambios en el contexto y en la construcción de subjetividades que resultan de estos cambios se aceleran y Es necesario hablar con estos “nuevos” niños y jóvenes. El desafío de la escuela y los materiales educativos es enorme”, dice en diálogo con Cultura Clarín Graciela Valle, directora editorial de Santillana Argentina.

Sin embargo, explica el especialista, si hay nuevas infancias, También hay nuevos “adultos”. Y esto es importante porque los libros de estudio tienen un doble público: por un lado, los niños y adolescentes que van a estudiar con el material; pero, fundamentalmente, los profesores quienes prescriben el uso del material: “Ningún niño o niña elige por sí solo el libro con el que quiere estudiar, es el profesor quien toma la decisión. Por eso los libros escolares deben tener en cuenta al mismo tiempo al maestro adulto y al niño/adolescente”, explica Valle.

Manuales de educación ambiental. Foto: Andrés D’Elia/Archivo Clarín.

Lo importante, coinciden los especialistas, es tener presente la nuevas formas de acceder al conocimiento y la información y hoy el libro ya no es la única fuente, sino que las fuentes son muchas y variables (internet, televisión, plataformas, entre otras). Sin embargo, no todas las fuentes de información son fiables y adecuadas para los estudiantes.

Contenido curado

En este sentido, afirma Valle, “tratamos de valorar lo que significa contenido curado, elaborado por especialistas y en un registro adecuado al nivel. Por otro lado, recurrimos a actividades que fomentan el pensamiento crítico, el análisis y detección de fuentes confiables o no confiables y el descubrimiento de información falsa”.

Según el responsable de Santillana, tienen un lugar privilegiado la presencia de actividades que permitan analizar información en el caso de las ciencias, o poner en práctica prácticas de lenguaje y matemáticas. “El libro de estudio Es un ‘libro puente’, dijo Emilia Ferreiro. Es la puerta de entrada, el vínculo con otros libros, pero también con otros soportes. A partir de nuestros materiales proponemos recorridos que van del libro a otros libros, del libro a las fuentes digitales, despertando interés y curiosidad”.

Así aparecen las propuestas de trabajar con memes, con publicaciones de YouTube o Tiktok, “relacionándolas con los contenidos fundamentales. Esto, por supuesto, no significa trivializar el contenido, sino tener en cuenta estos nuevos lenguajes y herramientas”, añade.

Contra el ciberacoso

En sus palabras: “Estas subjetividades plantean nuevos desafíos y problemas, que intentamos abordar a través de los libros. Por ejemplo, Cyberbullying, la necesidad de proteger nuestra identidad y lo que compartimos en las redes son algunos de los temas que aparecen en nuestros proyectos de libros y son hijos de esta época”.

Editorial Estrada es un clásico de los contenidos escolares desde hace décadas. Judith Rasnosky, su directora editorial, explica que durante “yo diría que más de tres décadas, Los libros escolares estaban sufriendo grandes cambios. acompañar las transformaciones que se dan en las aulas, tanto por la realidad que vive nuestro país como por la mayor presencia de la tecnología en la vida diaria. Este es un proceso que tenemos en cuenta quienes nos dedicamos a publicar libros de texto. El libro Es una fuente de informaciónuna herramienta de estudio en el aula y en casa que convive (y también compite) con muchos otros dispositivos”.

Aunque a veces parezca que basta con un clic para acceder a la información necesaria (para las generaciones más jóvenes esto es más natural), detalla Rasnosky, muchas veces lo que podemos conseguir con un clic es una abundancia de datos que no están organizadosno siempre son confiables y no siempre cuentan con un procesamiento didáctico que promueva la lectura y la comprensión en niños y adolescentes.

Por el contrario, para el especialista, el libro es un dispositivo que organiza educativamente la información de acuerdo con los planes de estudio vigentes en nuestro país. “En los últimos años, atentos a la realidad que vivimos, hemos ido incorporando algunos elementos que van encaminados a Cuestionar más a los niños y despertar su atención., sino también proporcionar a los docentes una poderosa herramienta para el aula, que ofrece la base para planificar y desarrollar sus clases. El libro de texto le permite establecer un punto de partida básico y común sobre el cual cada docente, en función de su grupo de alumnos, podrá decidir el recorrido más adecuado para abordar los temas del plan de estudios. Solemos decir que los libros escolares tienen un triple destinatario: los eligen los profesores, los usan los niños y los compran las familias”, explica.

Lenguaje y diseño

En relación a las estrategias utilizadas por quienes piensan sobre los libros de texto escolares, Rasnosky dice que son múltiples: “El texto escrito sigue siendo muy importante porque los libros escolares tienen la intención de Fomentar la lectura y la comprensión. de textos. Por este motivo se tiene mucho cuidado con el lenguaje, el estilo de escritura y el vocabulario. El diseño gráfico y la estética constituyen un elemento relevante a la hora de desafiar a los niños. Un diseño claro que no obstaculiza la lectura pero que al mismo tiempo incluye guiños estéticos a los intereses de los niños o adolescentes”.

Exposición y talleres de la editorial Tinta fresco en La Rural. Foto: David Fernández / Archivo Clarín.

«Entonces, nosotros contextualizamos la información según la fuente de la que procede: una publicación en las redes sociales, una historia de periódico o una entrada de enciclopedia. Las imágenes de calidad también contribuyen a este propósito. En los últimos años, además, los libros suelen incluir una versión digital y eso fue de gran ayuda en tiempos de pandemia”, añade Rasnosky.

Y fue en Internet donde estaban los libros. “enriquecido”, incluyendo recursos audiovisuales, actividades interactivas, autoevaluaciones y juegos. Otra estrategia es la incorporación en algunas páginas de códigos QR que hacen referencia a recursos que ellos mismos producen, como narración de historias en audio, ejercicios para trabajar con software específico, material descargable; o también recursos que comparten de una selección en la web, por ejemplo enlaces a sitios institucionales y de noticias, entre muchos otros.

La lectura, en contextos de crisis, siempre ha sido un factor de resiliencia. Lo hemos experimentado recientemente durante la pandemia: la lectura fue un medio eficaz para redefinir la catástrofe que vivíamos, para mantenernos en contacto y descubrir significados. Es tarea de quienes publicamos libros para este público prestar atención a los nuevos problemas que los interpelan, sin descuidar títulos y autorías que deben permanecer en el catálogo dada su calidad literaria y su vigencia como clásicos», agrega Teresita Valdettaro, jefe de Editorial Mandioca, de capital argentino.

Revolución de la imagen

El uso de la imagen, explica Valdettaro, en el contexto de libros educativos como el que publica Mandioca, va de la mano de los avances tecnológicos Del primer manual conocido, el “Orbis pictum”. La revolución de la imagen, para ella, ya lleva un par de décadas: “La relaciono más con el desarrollo de internet que con las redes sociales. En el caso de los textos literarios, la tecnología brinda mayores instrumentos creativos a quienes ilustran, pero no ha cambiado la relación texto/imagen en términos del espacio que ocupan en los libros”.

Otra editorial argentina es Doce Orcas cuyos textos están destinados al nivel secundario de la Ciudad de Buenos Aires. “Pretendemos que los adolescentes adoptar una posición reflexiva como sujetos de derecho que implica tener responsabilidades. En los diferentes libros, si bien la presentación de los ejes temáticos siempre están ligados al diseño curricular, aún se presentan desde la experiencia cotidiana que atraviesan nuestros adolescentes.

Los temas difíciles

De esta manera, temas relacionados con discriminación, violencia, derechos, Estado Se toman desde un enfoque que intenta interrogar el escenario donde se desarrolla la vida escolar y sus problemáticas, tratando de ayudarlos a considerar cómo son parte de la realidad actual y cómo pueden transformarla.

“Esta es nuestra posición estructural de cómo abordar diferentes temas de libros independientemente del contexto sociohistórico que se esté atravesando. En resumen, más allá de la crisis actual y del uso predominante de las redes sociales, lo que privilegiamos por parte de los estudiantes y estudiantes lectores es una posición crítica y reflexiva respecto del conocimiento”, añade Valdettaro.

“Desde nuestros libros pensamos en propuestas que inviten sentirse sujetos plenos de derechoss, brindándoles el espacio para ser protagonistas de su propio aprendizaje. A partir de propuestas que los inviten a opinar, reflexionar sobre lo aprendido y sobre todo, validar sus argumentos e invitarlos a fundamentarlos. Con esto último queremos acompañar paulatinamente al alumno en su madurez y desarrollo en cada una de las etapas escolares”, explica Analía Rodano, editora de AZ.

Para lograr aprendizajes significativos y que el contenido desafíe a niños y adolescentes, Rodano dice que es importante que las actividades propuestas inviten al estudiante a relacionar el contenido a trabajar. su realidad social y cultural.